No creo que sea extraño que te quiera, pero no quiero hacerlo porque me obliga a extrañarte y es eso lo que no quiero hacer. Es más, hoy te extraño porque te quiero.
Entonces si tan solo pudiera dejar de quererte, creo que me sería más fácil dejar de extrañarte. Lamentablemente aquello no es tan sencillo que ocurra, pues por mucho que uno quiera que suceda, resulta que no pasa como uno quiere.
Tal vez si extrañarte no fuera tan difícil, agradecería no haberte querido como te quise. Pero como las cosas no son como quiero, sino que simplemente son como son, sé que estoy agradecido de haberte querido de esa manera.
Lo creo y lo prefiero así, pues sucede que disfrutaré extrañarte y seguiré queriéndote hasta que el quererte me sea extraño y solo así te dejaré de querer.
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