Un metamórfico sentir en cada latido, seguido ingratamente por la desamparada compañía que conlleva el paso del tiempo. Un camino recorrido por costumbre, pero con matices diferentes y duraderos.
Son cuyunturas precarias de concepciones inexistentes abortadas por el temor y esa ambivalencia afectiva propia de la adolescencia indolente. El azar es subjetivo, objetivo es lo escogido.
¿Quién necesita soluciones?
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