14 marzo, 2007

Miércoles 14, mitad de semana...

Primer día de clases para mí, 7.30 de la mañana. Me encuentro entrando en la estación de metro más cercana, creyendo conocer todo lo que se venía. No hubo problemas para pasar el primer corral, claro esta, todo comenzó cuando llegó la hora de esperar el metro.

A las 7.46 me logro subir en la oruga propagandista. Viéndome entonces como uno más del incontable rebaño, abrí los ojos y me topé con la realidad que late en nuestra capital; "Transantiago" para unos, "Transcagamos" para otros.

El tiempo que duró el viaje no fue excedido, es más, como uno anda apurado y apestado, pendiente de los otros cinco o seis borregos que se roban hasta el pensamiento más soñoliento que deambula en la mente, los minutos parecen correr a mil por hora, como si también necesitaran descansar del agobiante calor que hay en el ambiente.


Probablemente muchos no lo recuerdan, pero en la época de los spots previos al lanzamiento del Transantiago, se hablaba de lo importante y difícil que sería cambiar la cultura y educación de los chilenos. De lo trascendental que sería cambiar los hábitos para quien fuese el que utilizara el famoso sistema. "El transantiago lo hacemos todos"...

Así, a una semana de mi iniciación, deambulando en la red, aprovechando mi metro cuadrado, descubrí un grupo que no se queda únicamente mirando con rabia como la micro se aleja y se olvida de uno, sino que además de vivir lo mismo que cualquiera, se preocupa de hacer un poco más sencilla la convivencia con el plan de transportes.

Transantiagoinfo enseña minuciosamente cada nueva pieza del rompecabezas que tratamos de resolver diariamente. Un puzzle que parece poder resolverse, o al menos superar los problemas, una vez que analizamos la información que allí se ofrece.

El blog, reune información valiosa y digerible para el más lego de los usuarios de la tarjeta bip!. Recorridos, horarios, paraderos, incluso links repartidos en las diversas zonas con todo tipo de ayuda. También es posible encontrar críticas constructivas, referentes a la eficiencia de las máquinas que circulan por nuestra capital.

No comparto que el trabajo este en óptimas condiciones, pero si podemos tratar de mejorar, o al menos hacer más agradable, los agotadores viajes que descomponen nuestro humor. Preparémonos como ellos quieren, cambiemos la cara de la ciudadanía. Sin embargo, no olvidemos que en quien recaiga la responsabilidad de todo debe ser quien engendra la idea, no de quien da la cara.

Espero que al iniciar y finalizar mi día las únicas ovejas que haya visto sean las que me ayuden a dormir.