08 enero, 2020

Pedro...perdón, Sergio...me devolviste las ganas de escribir.

La última vez que junté el lápiz con el papel
tenía más dudas que certezas.
Abrazos temerosos por parte de él
un familiar extraño, pues no bebe cerveza.

Paisajes con temporales de vicisitudes, 
hoy parecen visiones de otra vida.

He descubierto mis anhelos de paternidad.
Los acojo con alegría y disposición.

No tengo rencores ni reclamos para ti, papá.
Solamente amor y admiración.

Jamás dejaré de discrepar contigo.
Te quiero y te respeto como a un gran amigo.

No te juzgo. 
En realidad, más bien te admiro.

Si escribo con lágrimas en los ojos,
voy a echarle la culpa a las lacrimógenas.

Nos quitarán los ojos, pero nunca nublarán nuestra más profunda visión.

Gracias por el escepticismo.
A veces lo aplico conmigo mismo.